EN UN ABRIR Y CERRAR DE OJOS
¡Hola a todos!
Soy Cuerpo 10 y vuelvo a presentarme en tu bandeja de entrada como cada semana. Un poco tarde, lo sé, pero es que hoy he tenido un día genial. Relájate y disfrútalo.
Bicheando en Twitter conocí la historia de Manel Monteagudo. Te la cuento. Era un joven de 22 años que trabajaba en un barco alemán en 1979 cuando sufrió una caída desde 6 metros de altura y recibió un fuerte golpe en la cabeza. Como consecuencia del impacto se formó un coágulo en su cerebro que le mantuvo en coma DURANTE 35 AÑOS. Despertó en 2014 y, a pesar de que él creía que el accidente había sido el día anterior, todo era muy diferente a como lo había dejado, “parecía que estaba en otro planeta”.
La mujer que estaba a su lado, Conchi, se parecía a su novia, pero “tenía muchas canas y se la veía vieja”. Uno de los mayores impactos se lo llevó cuando ella le acercó un espejo. Manel quedó en shock con la imagen: “ese no soy yo, ese no soy yo, ese es un viejo, yo tengo 22 años” repetía.
Los primeros días no asumía lo que estaba pasando y le costó mucho comprender y asimilar la situación. Tras un largo proceso de rehabilitación, en el que tuvo que aprender habilidades básicas desde hablar, comer o caminar hasta leer y escribir, se ha recuperado muy favorablemente. Siete años después de su renacer manifiesta que está decidido a vivir el resto de sus días a tope. Dice que se acuesta tarde, cerca de las 2 de la mañana, cuando el cuerpo no puede más, ya ha dormido demasiado.
Se ha perdido muchas cosas, todos los avances sociales, el progreso de la ciencia y la tecnología, internet, incluso tuvo que aprender a manejar una nueva moneda. De todo esto lo que más le entristece es no haber visto crecer a su hija y la muerte de su padre.
La primera cosa que no se perdió, fue el nacimiento de su nieta, seis días después de su despertar. La vida se lo debía.
Las historias se pueden ver desde diferentes ángulos, cada uno percibimos las situaciones de forma diferente. Alguien puede decir que ha tenido mucha suerte de despertarse tras tanto tiempo en coma y que tiene otra oportunidad para vivir. El de al lado podría decir que ha tenido muchísima mala suerte porque ha perdido la mitad de subida postrado en una cama sin pena ni gloria.
Como se vean las historias da igual, la suerte o mala suerte es una interpretación subjetiva que hacemos de los hechos que ocurren para interiorizarlos y adaptar nuestro comportamiento. La vida hay que cogerla como viene.
Yo quiero que te fijes en otro ángulo: en el de la perseverancia, la constancia, la paciencia. La forma de verlo de Conchi. Esa mujer ha estado cuidando a su novio durante décadas a pesar de que todos los médicos le repitieron constantemente que “cualquier día amanecería frío”. Ha seguido alimentando y lavando a Manel durante todo este tiempo. ¿Te imaginas la vida que ha pasado esta mujer? Años de angustia, de trabajo sin recompensa, de frustración. Atada a una cama durante toda su vida.
A pesar de todo y de todos, ha seguido al pie del cañón, el resto del mundo le decía que no valía la pena. Eso es fuerza de voluntad.
A ti te cuesta levantarte por la mañana un poco más temprano para hacer algo de ejercicio, ir al gimnasio o a jugar al pádel después de trabajar. Estás cansado, necesitas desconectar, vacaciones… ¿Cuántas vacaciones habrá disfrutado Conchi?
Siempre va a haber personas con una vida más difícil que la tuya, con historias complicadas. Cuanto más duro es el contexto, normalmente, más fuerte es la persona. Rendirse no es una opción.
Me gustaría que esta misiva te sirviera de inspiración para que vivas tu vida con intensidad, para que te cuides y no te desperdicies los días viendo la televisión o el teléfono móvil. Cuando te quieras dar cuenta te sentirás tan desconcertado frente a un espejo como Manel. La diferencia es que tú sí que tienes otra opción, puedes levantarte y aprovechar el tiempo.
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Esto es todo por hoy, te toca darle al coco.
Hasta el jueves que viene, un saludo enorme.
Cuerpo 10.
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